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Con una esquina rota

El solidario

El activismo social de Ángel llegó a su vida como lo hacen los grandes descubrimientos. A lo Newton. Un buen día, su compromiso cívico cayó por su propio peso, pura naturaleza. Fue al salir de la oficina en la que trabajaba como auditor. Se hizo un hueco en el vagón del metro, atiborrado de gente; alcanzó la barra a duras penas y se dejó llevar, igual de resignado que todos los días, hasta su parada. Coincidía con las mismas caras todas la tardes. Ya no le hacía falta hacer un barrido visual para saber que estaban allí. Tan hastiados como él, tan cansados como él, tan robotizados como él.

Y, entonces...la manzana cayó sobre su cabeza. A lo Newton. De repente, del silencio del vagón, de la ignorancia que reinaba entre los viajeros, se pasó a una estruendosa risa, a una inhabitual complicidad. Todos miraban a Ángel y no podían reprimir una carcajada. Él, de entrada, se puso rojo como un tomate. La reacción lógica después de haber dejado caer un sonoro cuezco, por tiempos, al ritmo de una cascada ametralladora de la Primera Guerra Mundial.

La vergüenza fue efímera y Ángel no tardó en poner cara de eureka. La manzana, mejor dicho, las judías pintas castellanas del Mesón Los Fogones en el que solía comer a diario de menú, acababan de darle sentido a su vida. Siendo positivo, y al margen del alivio gaseoso, acababa de experimentar un nuevo placer: hacer feliz al prójimo siendo políticamente incorrecto. Había destrozado en mil pedazos la rutinaria vida de un puñado de personas, aunque sólo fuera por un instante y a costa de un estímulo nada apetecible para todo aquel que no sea el padre de la criatura.

A las pocas semanas, tras la burocracia de rigor, fundó INCORRECTOS SIN FRONTERAS, una ONG que promulgaba romper con las convenciones para acabar con la insatisfacciones, represiones, frustraciones, déficits depresivos, etcc...

Colgó una web para correr la voz y, especialmente, se entregó a la acción. El segundo proyecto, ya bajo el amparo de la organización solidaria, que, de momento, sólo contaba con un socio, él, se alejó de lo escatológico. Un día... (A.S)

...sin demasiada sofisticación tecnológica en cuanto a camuflaje se refiere, ató una videocámara a su zapato y se lanzó a la calle. Era verano, el calor apretaba en la ciudad, su objetivo: mirar la realidad desde otro punto de vista y capturar interesantes imágenes de transeúntes con falda... (A.P)

2 comentarios

Raquel -

Prelistada en el directorio de Bitacoras.com

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Gracias

Anónimo -

...sin demasiada sofisticación tecnológica en cuanto a camuflaje se refiere, ató una videocámara a su zapato y se lanzó a la calle. Era verano, el calor apretaba en la ciudad, su objetivo: mirar la realidad desde otro punto de vista y capturar interesantes imágenes de transeúntes con falda.